Desde nuestros orígenes, la danza ha estado presente en la vida del hombre como forma de expresión, tanto a nivel social como espiritual. Entre todas las danzas destaca el ballet o danza clásica, capaz de expresar a través del movimiento cualquier sentimiento.
Considerado arte escénico por excelencia, el ballet en los niños proporciona múltiples beneficios, a la vez que exige y enseña una disciplina tanto física como mental y ayuda a su desarrollo personal.
El ballet requiere una gran concentración, además de proporcionar al trabajo corporal una mejora en la flexibilidad, la coordinación, el equilibrio y el ritmo musical. Es recomendable desde los 3 años, que es cuando el niño o la niña puede empezar a asimilar e interiorizar cada movimiento.
A nivel pedagógico, el ballet activa la atención, agudiza la memoria, el oído musical y la expresión corporal. También corrige alteraciones congénitas así como malas posturas, además de ser una excelente forma de superar la timidez y establecer nuevas relaciones.
El ballet motiva a los niños y les ayuda a asimilar la importancia del esfuerzo, la constancia y la perseverancia, que se reflejarán en cada logro y a cada paso, a lo largo de su vida.
Loida Grau